Jueves, 01 de Noviembre de 2012 23:33
Gabriela Balkey
Jean-Luc
Mélenchon, ex candidato presidencial francés por el Front de Gauche y
eurodiputado, visitó Montevideo brevemente, con el objetivo de
profundizar en la experiencia organizativa del Frente Amplio: cómo
funciona en la práctica una organización que agrupa a toda la izquierda a
pesar de sus diferencias.
No
era cualquier día. Al mismo momento en el parlamento uruguayo se votaba
la despenalización del aborto, una novedad absoluta en América Latina,
salvo Cuba. Bajo una fina llovizna nos encontramos en un bar de la
Ciudad Vieja para conversar (en su muy buen español) sobre algunos temas
que a los uruguayos y sudamericanos en general, nos interesan
particularmente. Dado que la situación europea es conocida y que el
Front de Gauche emergió a la luz pública internacional hace ya un
tiempo, intentamos ahondar en otros temas, menos comentados por estas
tierras:
Gabriela Balkey:
En América del sur hay dos tipos de izquierda en el gobierno, una más
de corte social demócrata y la otra más de izquierda izquierda, ¿cómo ve
al Uruguay en ese marco?
Jean-Luc Mélenchon: Yo no acepto esa distinción, puede que aquí la vean de esa manera…
GB: Dicho de otra forma: que diferencia ves entre el gobierno de Chávez y el de Mujica?
JLM:
Son las condiciones locales las que cambian. Pero más importante que
ver lo que los diferencia es ver lo que tienen en común. Pero antes que
nada hay que desechar la idea de que hay gobiernos socialdemócratas en
la nueva izquierda latinoamericana, porque simplemente la
socialdemocracia se acabó, en todas sus formas y en todos los lugares
del mundo. Este es un aspecto muy importante de la realidad política de
nuestro tiempo. Fue muy comentado el fin del comunismo de estado pero
fue mucho menos comentado el fracaso de la socialdemocracia que sin
embargo ocurrió, con el derechista Blair y el peor Shroeder, ambos
destruyendo los estados sociales que habían construido las generaciones
precedentes de la socialdemocracia. Este proceso acabó con el fracaso de
Papandreu, ex primer ministro griego que capituló en menos de una hora,
mostrando al resto de Europa de que nadie iba a resistir, y abriendo la
puerta para que la ola especulativa se propagara al resto del
continente. Siendo él presidente de la internacional socialista, resulta
un símbolo muy fuerte de la incapacidad de esa supuesta
socialdemocracia para manejar cualquier cambio, ni siquiera resistir. La
izquierda latinoamericana es diferente y no puede ser asimilada a la ex
socialdemocracia europea, que hoy llamamos socio-liberal, lo que es una
contradicción porque no hay nada social en el liberalismo. Eso no
quiere decir que debemos tratarla o considerarla como de derecha.
GB:
En Uruguay separamos a la izquierda de los llamados “progre”
(progresistas), quienes adhieren al sistema capitalista, aunque no a un
capitalismo salvaje, pero está claramente diferenciada una izquierda que
tiende al socialismo de otra que tiende a manejar el capitalismo de
forma que sea menos duro para los más desprotegidos. A eso le llamamos
por acá socialdemocracia, que se parece a lo que era la socialdemocracia
de hace 25 años en Europa.
JLM:
Si me permites, yo no creo que eso sea eficaz para entender lo que
pasa, porque cierto que hay gente que cree que se pueden hacer algunos
progresos sociales y democráticos, muy bien, pero eso no funda una
socialdemocracia, porque es gente que se implica en un proceso mucho más
amplio que ellos, y que no pueden ser considerados como los líderes del
proceso general que vemos en todos los países. Con esto no estoy
despreciándolos, son parte del proceso, pero no lo lideran.
GB: ¿Cómo cataloga este proceso?
JLM:
Nosotros lo llamamos revolución ciudadana (tomado de Ecuador), es un
modelo que se distingue de las antiguas revoluciones socialistas porque
empieza con la incapacidad del mundo “único” y liberal en que vivimos,
para cumplir las tareas concretas del día a día: que haya bus, que haya
escuelas para los niños, que haya un mínimo de salud esperable, etc.
Luego, de a poco, se paraliza todo el sistema, hasta un punto que
llamamos “que se vayan todos”, con un pueblo que se ha ido retirando
primero de las instituciones, luego de los partidos políticos, y a veces
de los sindicatos, y sale a la calle de forma totalmente imprevista,
por algún “hechito” inesperado como puede ser el corralito en Argentina
que no es un tema tan fundamental en la vida de la sociedad, o en
Venezuela el costo del billete de bus, que originó el Caracazo, o en
Bolivia el precio del agua; cada vez un pequeño hecho es el detonante.
GB:
En Uruguay eso no paso, quizás porque a diferencia de otros países, en
los que la explosión social no tenía una expresión política, y donde la
expresión política surge a partir del estallido social, acá la expresión
política Frente Amplio existía ya desde hacía 35 años y venía creciendo
poco a poco, elección tras elección.
JLM:
Claro, aunque eso no invalida lo que explico, porque en Uruguay
efectivamente había una fuerza política que expresaba el proceso, pero
por ejemplo en España no existen ni las bases de cualquier alternativa:
Es así que aparecen los indignados. En Francia tampoco pasó porque hay
una alternativa representada por los sindicatos de combate y el Frente
de Izquierda. De formas diferentes, podemos ver que el proceso, es
siempre de misma naturaleza.
A
partir de allí, en ese proceso viene el paso siguiente que es el cambio
político y que empieza expresándose como una exigencia de más
democracia. Se cambian o las constituciones o las leyes fundamentales de
los países considerados. Ese es el proceso que nos interesa y al que
llamamos “revolución ciudadana” porque es un nombre universalmente
entendible. Este tema es tan importante que estamos imaginando construir
un espacio de encuentro mundial sobre el particular que no existe hoy
en día. Es una iniciativa de Ricardo Patiño y mía en la que estamos
trabajando aún, por eso hay que manejarse todavía con cierta reserva. Yo
lo considero muy necesario porque hoy tenemos el Foro de San Pablo pero
tiene sus límites aunque es un punto de apoyo indiscutible, en Europa
tenemos el partido de izquierda europeo, liderado por Pierre Laurent
(del PC francés), pero no tenemos un cuadro mundial. Chávez propuso que
hiciéramos una 5ta internacional, pero no es posible, él lo constató;
hay que crear estructuras nuevas que funcionen milimétricamente porque
enfrente tenemos un cuartel general muy organizado.
GB:
Llámese o no socialdemocracia, lo cierto es que hay dos visiones dentro
de la izquierda, con una divergencia en el punto quizás más clave: la
redistribución de la riqueza. Si bien ambas están dentro del mismo
proceso, cada una tiene un objetivo y una metodología diferente para
llegar a su objetivo. Me interesaba particularmente su visión a cerca
del Frente Amplio, ya que el mismo sirve de idea para el FDG en su
articulación, en cómo generar un frente con diferentes partidos, en
coalición y movimiento. En el FA coinciden estas dos visiones de
sociedad posibles, los progres y la izquierda, coyunturalmente aliadas
con un objetivo común. Tomando en cuenta esa realidad, y sabiendo que el
Frente de Izquierda francés nace bajo la necesidad de reagrupar a toda
la izquierda, clarificando, separándose de los sectores que representan
hoy los vestigios de la socialdemocracia tradicional, ¿en que el FA
puede ser útil?
JLM:
Yo no quiero expresarme sobre lo que habría o no que hacer en los
países sudamericanos porque nosotros no estamos en condiciones de dar
lecciones a nadie, pero sí me das pie para explicar que nuestros
movimientos nacen de dos necesidades: Primero, rechazar la línea social
liberal que a destruyó a la izquierda, siendo Italia el caso
prototípico, y segundo, la necesidad de agruparse. No somos solo fuerzas
que resisten, lo que estamos construyendo en Francia, es la
formalización de un pensamiento nuevo, en ese sentido hemos aprendido
mucho de Sudamérica. Emprendimos una refundación de la izquierda, dentro
de la que, claro está, el tema de la redistribución de la riqueza es
clave. La crisis actual es una crisis de la distribución de la riqueza,
el resto es bla bla. Pero también la planificación ecológica es central,
no es un simple suplemento. La crisis del ecosistema no es una
consideración a posteriori, sino que la refundación de la izquierda debe
implicar una refundación teórica de alto nivel.
Yo
apuesto a que somos capaces de convencer, en primer lugar a los que tú
llamas “progres”. No es una guerra entre nosotros, hay que convencerlos
de que la socialdemocracia si existiera aún, no sería ni útil ni
necesaria, porque ella funciona bajo la idea de que se comparte la
riqueza que sale del crecimiento, pero ¿qué pasa cuando cuestionamos ese
tipo de crecimiento porque implica la depredación del único ecosistema
en donde el humano puede vivir?
GB: Claro, y justamente en ese sentido ¿qué enseñanzas toman del Frente Amplio?
JLM:
La primera cosa que nos enseñó el Frente Amplio es la paciencia. La
segunda es la unión. Yo quiero ver de más cerca cómo hacen para unirse
en un frente tan amplio ideológicamente, cómo lo hacen concretamente,
qué hacen con la gente que no pertenece a ningún partido, cuál es su
papel, cómo designan a sus candidatos, etc. Esas son preguntas muy
concretas que tenemos hoy en el FDG. Como no se puede hacer en dos días,
vamos a empezar un trabajo más completo para comprender bien como
funciona, tengo que volver a Francia con ideas que sean concretas,
porque si lo hacen aquí, es que es posible.
GB: ¿Qué tendría que pasar para que ganara la izquierda en Europa?
JLM: Tiempo… ¿Ustedes acá cuanto trabajaron para eso?
GB: 35 años.
JLM:
Los compañeros de Venezuela también… Hoy será más rápido porque la
historia va acelerándose, ya sea por el desarrollo de la crisis del
capitalismo, o por el de la crisis ecológica, o por lo que yo llamo la
crisis antropológica. Son tres bifurcaciones de la historia no lineales,
por lo que aquello que nos toque vivir no lo será tampoco, puede ser
muy abrupto.
GB: ¿Crisis antropológica?
JLM:
Por milenios hemos vivido en comunidades más o menos pequeñas en el
campo, en menos de 50 años el 55% de la población mundial pasó a vivir
en ciudades, el 80% en América y Europa. Antes de esto no se perdía ni
una fruta de la cosecha, hoy de pierde o se tira un tercio de la
producción. Antes la esperanza de vida media era de 30 años, hoy es de
68. Hoy 4 personas de 5 saben leer y contar. Los fundamentos milenarios
del comportamiento humano han mutado, lo que nos impulsa a buscar nuevas
respuestas políticas.
Entonces,
¿qué necesitamos para vencer? Antes que nada, lo que estamos haciendo
es construir movimientos en forma de partido que nos asegure una
transición, que será más fácil con, que sin partido. Mira lo que le
cuesta a Chávez construir un partido revolucionario. Por eso le interesa
tanto el pasaje directo con el pueblo, porque las viejas estructuras
partidarias implicarían un aislamiento gracias a las tantas instancias
burocráticas e intereses de toda categoría que terminan por enfriar el
proceso. Después de la experiencia estalinista sabemos lo que es el peso
del aparato sobre un proceso revolucionario. Pero el desarrollo
político en Europa como decía, no será lineal. Y tampoco es seguro que
ganemos porque puede ser la ultraderecha; ya ha pasado en Hungría.
GB: ¿Por qué el miedo siempre da mas rédito político que la esperanza, y cómo cambiamos esta realidad?
JLM:
El miedo es hoy la herramienta fundamental de toda propaganda de
derecha, porque la derecha es incapaz de unir grandes sectores del
pueblo para mantener su poder, y el poder del capitalismo, y esto es una
novedad. Antes se explicaba a la gente que votando a la derecha, iba a
haber desarrollo económico y que cada uno iba a tener su tajada, hoy eso
se acabó, entonces desarrollan en el mundo entero políticas de miedo. A
niveles más altos, este miedo se llama “choque de las civilizaciones”,
formulado por Huntington.
GB: Pero ¿por qué les funciona tan bien?
JLM:
Porque en tu vida la primer cosa que haces es asegurarte del mañana
¿no? Porque tienes miedo de no pasarla bien, cada ser humano se preocupa
antes que nada en sobrevivir, entonces el miedo pasa muy fácilmente. Es
por eso que pienso que las viejas formas de hacer política ya están
muertas, venir a pintar negro sobre negro no aporta. Por eso digo que
tenemos que ser una fuerza de alegría. Nosotros somos los únicos que
tenemos un mensaje de esperanza. Viene un socio-liberal y dice: “todo es
muy difícil, que hay que esforzarse y todo va mal…”
GB: En realidad ellos te convencen de que no hay esperanza posible…
JLM:
En política se llama la TINA (there is no alternative), invento de
Thatcher, y te explican que nada se puede hacer de otra manera de
aquella que ellos te dicen.
GB:
Ahí entonces, aprovechando que todos ya te explicaron que la esperanza
es imposible, la derecha y la ultraderecha propagan entonces el miedo…
JLM:
Claro. Naturalmente es el pueblo el que hace la las cosas, pero los
partidos tenemos un papel político muy importante, no es ser guía, no es
ser vanguardia, es alumbrar el camino, utilizar todo lo que sabemos, lo
que aprendemos, todo lo que heredamos de la historia para alumbrar la
ruta. Nunca hay que olvidar este papel. No somos solamente portavoces,
somos también gente que tenemos una experiencia, una memoria, y la gente
humilde no está contenta cuando no hacemos nuestro trabajo. Yo me
acuerdo una vez que un compañero socialista de forma bastante demagógica
dijo “vamos a organizar cumbres de la gente en la calle para hablar de
lo que hay que hacer en el gobierno”, y los socialistas lo hicieron. Una
señora viene y dice: “Yo me levanto a las 5 de la mañana y me voy a
trabajar dejando a mis hijos que no se han despertado aún, pidiendo a
Dios que nos pase algo malo, y vuelvo a las 8 y media, cuando llego
tengo que cocinar para todos, y lavar y me acuesto a las 11 porque a las
5 nuevamente en pie… ¡¿y usted me pide que le diga qué hay que hacer
con el estado?! Yo no lo sé, ese es su trabajo, dígame qué es lo
podemos hacer y yo le puedo decir lo que me parece mejor a mí.” Esto te
lo cuento para que nunca olvidemos la función que tenemos que cumplir. Y
no es porque tantos han robado este papel para hacerse elegir y vivir
de la política que tenemos que olvidar lo que es actuar políticamente.
Volviendo
a la pregunta: ¿qué tenemos que hacer? Yo digo que hay tres hilos a
seguir: el programa, o sea cómo vamos a cambiar las cosas, propongo y te
pregunto qué te parece, y la cambio si es necesario. El segundo hilo es
la cultura de referencia. Hay un interés humano general. La ecología
política nos muestra a que somos todos iguales y ya es indiscutible
(antes se discutía que si los hombres mejores que las mujeres, que si
los blancos mejor que los negros, etc.), hoy ya hemos probado que todos
sin excepción dependemos del mismo ecosistema, lo que nos hace iguales.
El paradigma ecologista refunda las intuiciones de la izquierda, del
comunismo, porque se trata del bien común, del socialismo, porque no se
puede deliberar si no somos todos iguales, y también refunda el
republicanismo porque te obliga a pensar no solo en los que es bueno
para ti, sino para todos. En este segundo punto, la cultura, se incluye
la esperanza. Por eso Chávez habla de amor, ¡el amor es progresista! Si
tú que pretendes construir un nuevo mundo no eres capaz de convencer de
que la cosa más importante no es la avaricia, y el miedo sino el amor y
la fraternidad… de esta manera tenemos que reconstruir las bases de la
esperanza, no se espera nada, si no quieres a nadie. Es parte esencial
del combate político, no de la esperanza en general sino más bien algo
bien preciso. El tercer hilo es la historia política de la que te
sientes heredero y hay que mencionarla. Si tienes claras tus raíces
políticas, no necesitas raíces étnicas o religiosas. Yo no tengo ni un
abuelo francés, y me siento apasionadamente francés, y universalista,
porque me siento heredero de una historia, no de una sangre, ni de un
color de piel. Esto tenemos que trabajarlo públicamente, explicarlo.
Tras
la entrevista, Mélenchon se dirige a encontrarse con Mujica, la lluvia
había cesado y un rayito de sol asomaba entre las nubes bajas, un poco
quizás, como esa esperanza que el Frente de Izquierda francés está
empeñado en reconstruir. Sugerimos la lectura de la intervención de
Jean-Luc Mélenchon “EL desafío de la política en un mundo multipolar”
realizado en Buenos Aires, para profundizar en aspectos ideológicos de
este filósofo-eurodiputado francés.
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